Quién es el que juega con aquellos filamentos rojizos que salen cual guerreros a enfrentarlo, mientras su aliento cálido susurra una extraña palabra. Palabra que no tiene idioma, ni acento con el que se pueda descifrar.
Guerra de fantasmas que no flaquean su intención. Revuelven con maña aquellos filamentos que al encontrar a su amante se tornan en intensos destellos multicolores y se abrazan, se aman, una y otra vez… no descansan.
Una línea inmensa se asoma ante ellos. No hay fin. Qué extraña sensación de libertad rodea aquel juego de fantasmas, donde unos juegan y otros susurran.
No hay tiempo. No hay fin. Qué extraña sensación de libertad rodea aquel juego de fantasmas, donde los amantes tiritan de pasión.
El andar se hace más rápido, más violento. Unas gotas saladas encuentran el camino y se entrelazan con aquellos filamentos rojizos que no interrumpen su batalla con el invisible a pesar de sus encuentros amorosos y continúan en la búsqueda del significado al susurro cálido.
El andar se hace más rápido y conmina al invisible a dar el último aliento. Su fuerza guerrera se hace más presente. Los filamentos rojizos no logran imponerse, ni lo harán. Cambian de estrategia. Deciden contonearse al ritmo de aquel fantasma que termina seduciéndolos.
Ante ellos se vislumbran formas que poco a poco, con ese andar rápido, se condensan, se unen y fundan la nada. Una nada que lo es todo, que todo lo atraviesa, que al atravesar crea y al crear se vuelve nada.
Pronto se dejan atrapar por la nada, por esa oscuridad temeraria. Todo queda en calma. Nada se mueve. El tiempo que no corre, se detiene aún más. Sólo el andar, anda más rápido y violento.
Y en esa inmensidad de la nada se descubre, se reconoce, se sabe. Aquél guerrero fantasma se desnuda y los filamentos rojizos descifran aquel susurro que no deja de cantar: nican ca oquitzalometztli… nican ca…
Oquitzalometztli no sueltes al susurro. Susurro no dejes de cantarle. Guerrero fantasma no te alejes del camino, los filamentos rojizos han caído desfallecidos, están exhaustos tras la batalla, aún así de pronto retoman la vida y al encontrarse con su amante celoso, se repliegan, han sido seducidos. Pero tú, fantasma, te impondrás cual guerrero mundano.